La madera clara se convierte en protagonista, aportando calidez y serenidad a un diseño que conecta con la naturaleza. Las líneas limpias y los detalles cuidadosamente integrados realzan su carácter funcional y orgánico.
El mármol blanco aporta una sensación de lujo sutil, iluminado por una luz que fluye como un río tranquilo a través del espacio. Un juego de reflejos transforma cada superficie en una composición etérea y poética.
Los contrastes entre luces y sombras añaden profundidad al espacio, creando rincones íntimos que invitan a la contemplación. Cada detalle está diseñado para generar una atmósfera introspectiva y acogedora.